Dr. Fernández-Villamor Ortiz
Se habla de trastorno de ansiedad cuando la reacción de alerta de una persona ante una situación o suceso puntualmente estresante es desproporcionada, de intensidad excesiva y persistente en el tiempo, o cuando dicha reacción se dispara ante situaciones que sólo son percibidas como amenazantes por la persona que sufre dicho trastorno. El tratamiento para la ansiedad se basa principalmente en la psicoterapia pero la duración dependerá de cada paciente. Los trastornos de ansiedad más comunes y sus síntomas son: el trastorno de ansiedad generalizada, un estado permanente de tensión crónica en el que el sujeto sufre una preocupación y nerviosismo excesivo incluso sin causa aparente; el trastorno fóbico, que provoca en la persona un temor irracional y persistente ante un objeto, actividad o situación concretos, provocando su evitación (por ejemplo, el miedo a volar); el ataque de angustia, crisis recurrentes de miedo sin ninguna causa directa de forma espontánea, provocando una ansiedad extrema con síntomas como palpitaciones, sensación de ahogo, temblores…; el trastorno obsesivo-compulsivo, que son ideas y acciones irracionales que el paciente no puede dejar de tener o hacer para evitar sufrir ansiedad (por ejemplo, lavarse las manos con una frecuencia extrema por miedo a contagiarse de algo); y el trastorno por estrés post-traumático, reacciones de estrés agudo o postraumático, caracterizado por recuerdos persistentes, un estado emocional de vigilancia exagerada y la reducción general del interés por la actividad diaria.
La depresión es una enfermedad que consiste en un trastorno del estado de ánimo caracterizado, principalmente, por un sentimiento prolongado y severo de tristeza. Este sentimiento se asocia a otros síntomas y alteraciones del pensamiento y del comportamiento. La depresión puede afectar a personas de todas las edades; ya sea a adultos, adolescentes o incluso niños.
Los síntomas de la depresión son:
Los síntomas de la depresión en niños pueden ser distintos a los de los adultos. Es importante vigilar el rendimiento escolar, el sueño y el comportamiento del niño para observar posibles síntomas de depresión.
Para distinguir un trastorno depresivo de cualquier estado de tristeza pasajero es necesario el diagnóstico de un psiquiatra.
Existen diversos tipos de trastornos depresivos según sus causas. A menudo puede transmitirse de padres a hijos, debido a los genes, al comportamiento aprendido en el hogar o al entorno. También puede estar desencadenada por un hecho estresante o infeliz en la vida.
Entre los factores que pueden causar depresión destacan:
El consumo de bebidas alcohólicas o de drogas puede empeorar la depresión y provocar pensamientos de suicidio.
El terapeuta indica cuál es el mejor tratamiento para cada persona, pero básicamente se centra en realizar sesiones de psicoterapia.
Existen diversos tipos de trastornos depresivos según sus causas.
La psicofarmacología es una especialidad o disciplina científica centrada en el estudio del efecto de los fármacos sobre las conductas y trastornos psíquicos y mentales.
El especialista, mediante esta terapia, prescribe medicamentos específicos o psicofármacos con el fin de corregir las conductas y trastornos psiquiátricos patológicos, estableciendo un plan de tratamiento adecuado para cada paciente.
Los psicofármacos se recetan a los pacientes con trastornos psíquicos y mentales, y se recomienda que se combinen con una visita periódica al psicólogo para llevar un seguimiento de la medicación.
Este tratamiento actúa modificando los efectos de los neurotransmisores cerebrales, reduciendo la concentración de los mismos y/o bloqueando los receptores sobre los que actúan, con el fin de que se mejore el estado psicótico del paciente.
Los psicofármacos puede actuar o bien en la corteza cerebral, o sobre las estructuras encefálicas más profundas que gestionan las funciones cerebrales más complejas: emociones, recuerdos y afectividad. En la mayoría de los casos, controlan los grandes síntomas y síndromes de los trastornos mentales, pero a veces también pueden conseguir curar la enfermedad.
Hay cuatro tipos de psicofármacos, en función de la patología a tratar:
Antes de comenzar el tratamiento, el paciente deberá ser consciente de que el médico es la única persona capacitada para regula la dosis de prescripción de cada fármaco y el momento y método de interrupción oportuna del tratamiento. También, debe estar convencido de que se requerirá el control periódico del mismo para evaluar su evolución clínica y los efectos del tratamiento.
La intervención farmacológica deberá ser interrumpida únicamente por el especialista, y habitualmente el paciente sigue asistiendo a psicoterapia para tener un seguimiento de su estado mental tras finalizar la ingesta de medicación, viendo cómo evoluciona al ser independiente de la misma.
El trastorno bipolar es una afectación mental en la que la persona tiene cambios muy marcados o extremos en su estado de ánimo. Es decir, es una alteración en el estado del ánimo que provoca que la persona pase de la alegría a la tristeza de forma rápida e imprevisible. Se exterioriza en estados de manía y, en los casos más severos, en depresión.
La fase maníaca puede durar días o meses. Los principales síntomas son:
Durante el período depresivo, los síntomas son:
Este trastorno afecta por igual a hombres y mujeres. Con frecuencia, se inicia entre los 15 y los 25 años. La causa es desconocida, pero es importante destacar que se presenta con mayor frecuencia en personas que tienen algún familiar afectado por esta enfermedad.
Hay factores que pueden desencadenar un episodio maníaco:
Los objetivos principales del tratamiento son:
El tratamiento del trastorno bipolar empieza por la toma de conciencia del problema y el conocimiento del mismo por parte del afectado y sus familiares gracias a terapias psicológicas.
Se recurre al tratamiento farmacológico generalmente durante las fases de desequilibrio, en el que se recomienda ingerir benzodiacepinas, antipsicóticos y estabilizadores del estado de ánimo. Si el paciente lo requiere, también pueden ingerirse fármacos antidepresivos.
Eminente especialista en Psiquiatría, el Dr. Fernández-Villamor Ortiz cuenta con más de 20 años de experiencia. Licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad de Granada, ha realizado distintos cursos de Doctorado en Farmacología y Neurociencias por la Universidad de Granada y es experto en Psiquiatría, Psicoterapia Dinámica y Psiquiatría Legal. A lo largo de su trayectoria, ha compaginado su labor asistencial con la docencia, siendo Profesor colaborador del Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Sevilla entre el 2000 y el 2005 y Profesor del Máster de Neuropsicología Infantil en la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla durante cinco años. Entre sus logros destacan ser el impulsor de un programa de atención a los pacientes con Trastornos Bipolares en un centro de salud mental del Hospital Universitario Virgen Macarena de Sevilla y Asesor científico de la Asociación de bipolares de Andalucía (ABBA) de Sevilla.
El mobbing o acoso laboral es la presión laboral ejercida sobre un trabajador para conllevar a la autoeliminación del mismo mediante una sutil estrategia de denigración, acoso y exclusión. Normalmente el acosador emplea tácticas sutiles de denigración y desacreditación en el trabajo, con el fin de no hacer peligrar su puesto de trabajo por ser descubierto.
En algunos casos el mobbing se da entre compañeros de trabajo y en otros casos los causantes son los superiores o jefes, con el fin en todos los casos de imponerse sobre el otro trabajador o para presionar a un trabajador a abandonar el empleo.
Algunos de los síntomas que padecerá el trabajador víctima de mobbing son:
El acoso laboral es causado por la actitud del acosador de denigrar al compañero. En muchos casos los autores del mobbing son jefes o superiores, con la ayuda de empleados o grados infreriores. También suele darse entre compañeros del mismo rango, mientras que el acoso laboral ascendente de un empleado hacia un superior es sólo un 4% de los casos.
Los acosadores del mobbing son, en muchos casos, personas con alguna psicopatología y personalidades tóxicas, narcisistas y paranoides, que buscan aprovecharse de cualquier situación que les permita menoscabar al prójimo y compensar así sus propios complejos. En la mayoría de casos, las víctimas de acoso laboral son trabajadores que pueden despertar envidias entre sus compañeros porque destaca de forma positiva o tiene un carácter amable.
En otros casos detrás del mobbing se encuentra el deseo de la empresa de hacer que el trabajador en cuestión abandone su puesto de trabajo.
Es muy difícil prevenir que ocurran actitudes como el acoso laboral por parte de los compañeros. Aun así, se recomienda para prevenir estas situaciones fomentar un ambiente de compañerismo y respeto en el trabajo. Las jerarquías y situaciones desiguales entre empleados, así como las presiones, no ayudan a prevenir este tipo de situaciones.
La víctima de mobbing requerirá terapia psicológica para superar las secuelas que provoca de depresión, falta de confianza y baja autoestima, entre otras.
Para ayudar al paciente a superar el mobbing, es necesario que el trabajador sea capaz de identificar el problema y exteriorizarlo, así como aprender a canalizar la ira y el rencor y a dar respuestas asertivas a los compañeros de trabajo. Estas pautas son necesarias tanto para la situación del paciente en el momento del mobbing como para recuperar la confianza en futuros trabajos.
La adicción es una enfermedad crónica y recurrente del cerebro. Se basa en la búsqueda del alivio a través del consumo o uso de sustancias u otras conductas similares. El desarrollo de esta conducta implica para la persona adicta la incapacidad de controlarlo, dificultad para abstenerse, deseo del consumo, disminución del reconocimiento de los problemas derivados de la adicción y en las relaciones interpersonales, así como una respuesta emocional disfuncional. Esto crea problemas en la vida de la persona adicta, mermando su calidad de vida.
A parte de las adicciones a sustancia tóxicas, existen múltiples adicciones a:
Las adicciones pueden derivar en problemas graves para la salud física y mental del paciente. Es importante detectarlas en un estado precoz para conseguir un diagnóstico y tratamiento efectivo. Por este motivo, es muy importante la colaboración de amigos y familiares, tanto en la detección, como en el tratamiento y seguimiento.
Frecuentemente, las personas adictas tienen problemas de salud derivados de sus adicciones, especialmente en el caso de sustancias tóxicas. Estas pueden ser enfermedades cardíacas, pulmonares, cáncer o de salud mental. Asimismo, adicciones al sexo o a las drogas pueden aumentar el riesgo a sufrir infecciones de gravedad, como el VIH o la hepatitis C.
En las adicciones, también es habitual la coexistencia de enfermedades mentales. Algunos trastornos como la ansiedad, la esquizofrenia o la depresión pueden ser resultado del consumo de drogas o empeorar en consecuencia.
Finalmente, las adicciones pueden terminar afectando y causando daño a otras personas, especialmente en casos de embarazo pero también por estrés o ansiedad.
Los síntomas de la patología variarán según la adicción que sufra el paciente y de sus características individuales de personalidad. De todos modos, existen diversos signos comunes en la mayoría de casos de adicción:
En un primer lugar, existen los test de autodiagnóstico, que pueden responder las personas con síntomas de adicción o familiares, para hacer una primera evaluación de la severidad del problema adictivo. En muchos casos, las personas más cercanas, como amigos y familiares, son los que detectan les primeras conductas o signos físicos o psicológicos de la adicción.
Los especialistas siguen diversos criterios diagnósticos para detectar posibles adicciones:
Las causas a una adicción son múltiples e interaccionan de una forma compleja que desemboca en el desorden adictivo. Las casusas son distintas a cada paciente, por lo que se debe individualizar cada caso y realizar un estudio de su historia personal y familiar, para poder realizar el diagnóstico más adecuado.
Los factores de personalidad tienen un papel fundamental en el desarrollo de una adicción. Hay algunas características concretas, como la dificultad para gestionar los sentimientos propios o la baja tolerancia a la frustración, que facilitan el desorden adictivo.
Las adicciones son difíciles de prevenir pero hay factores de riesgo que pueden aumentar las probabilidades:
Es importante trabajar y educar en edades tempranas y procurar ofrecer una buena educación emocional, para evitar que pueda caer en las diferentes adicciones.
Existen múltiples métodos para tratar las distintas adicciones, en función de la situación individual de cada paciente. Entre ellos encontramos:
Una vez el paciente consigue dejar la adicción seguirá un proceso de recuperación, para retomar el control de su vida y volver a ser productivo. En el caso de sufrir una recaída se debe acudir al especialista para reiniciar el tratamiento, modificarlo o probar con uno distinto.
Las adicciones deben ser tratadas por un especialista en Psiquiatría.
¿Qué es el alcoholismo?
Las adicciones a sustancias tóxicas son enfermedades crónicas que afectan al cerebro y a la conducta, caracterizadas por la dependencia a una o varias drogas nocivas para el organismo, en este caso al alcohol. Existen dos tipos de alcoholismo:
¿Qué síntomas presenta el alcoholismo?
Los síntomas de la adicción al alcohol son la ansiedad por consumirlo, pérdida del control, incapacidad para parar de beber, dependencia física, que provoca el síndrome de abstinencia (sudoraciones, fiebre, temblores) cuando se deja de tomarlo, y la tolerancia (necesidad de beber cada vez mayores cantidades de alcohol). Además, el consumo excesivo de esta droga conlleva graves problemas de salud, tanto mentales (depresión, psicosis) como físicos (daños en hígado, cerebro), e incluso la muerte.
¿Cuáles son las causas del alcoholismo?
Actualmente no existe una causa común, sino que existen varios factores importantes en el desarrollo de esta enfermedad. Por ejemplo, una persona con un padre o una madre alcohólico tiene más probabilidad de adquirirlo. Otra causa está relacionada con factores psicológicos, es decir, conflicto en relaciones interpersonales, necesidad de aliviar la ansiedad, depresión, aceptación social del consumo de alcohol o baja autoestima.
¿Se puede prevenir el alcoholismo?
La prevención de esta enfermedad debe empezar desde la adolescencia, evitando que el adolescente beba alcohol antes de los 18 años. Para ello, es importante la actitud de la familia, no sólo prohibiéndoles, sino también no consumir alcohol con frecuencia delante de ellos ni hablar de cuánto bebían de jóvenes, ya que así el joven puede ver el consumo de alcohol como algo normal y deseable cuando se está con amigos.
También es importante informar al adolescente de las consecuencias que tiene el alcohol y mejorar sus habilidades sociales y su autoestima.
¿En qué consiste el tratamiento del alcoholismo?
Dado que el alcoholismo tiene varias causas, el tratamiento debe realizarse desde un enfoque multidisciplinar. El primer paso es que el paciente reconozca la adicción. Para tratar el síndrome de abstinencia, puede ser necesario el ingreso hospitalario. Esta fase se llama desintoxicación, y la última fase es la deshabilitación, que tiene como objetico que el paciente no beba nunca más.
El tratamiento es multidisciplinar, que incluye terapia psicológica, como terapia de grupo o individual, psicoterapia familiar o de pareja, prevención de recaídas, administración de fármacos, grupos de autoayuda, servicios sociales, atención especializada, entre otros.
La anorgasmia es la incapacidad persistente para experimentar el orgasmo a pesar de tener excitación sexual. Junto con la falta de deseo, es una de las disfunciones sexuales más comunes en la mujer, aunque también puede darse en el hombre.
Existen distintos tipos de anorgasmia:
- Primaria: la sufre la mujer que nunca ha alcanzado el orgasmo.
- Secundaria: se da al dejar de tener orgasmos después haberlos experimentado.
- Absoluta: se produce cuando no se puede alcanzar el orgasmo mediante ningún procedimiento.
- Relativa: es la incapacidad de tener un orgasmo de una forma determinada, por ejemplo con sexo anal.
- Situacional: cuando solo se puede alcanzar el orgasmo en determinadas situaciones.
Las causas de la anorgasmia pueden ser muy variadas, por lo que es difícil poder establecer un pronóstico específico. Algunas de sus causas pueden tratarse con un terapeuta, otras las atenderán otros especialistas, según la situación de la paciente.
Bien es cierto que actualmente existen distintos métodos para intentar llegar al orgasmo, por lo cual, dependiendo de la causa, es posible poder encontrar una solución.
La anorgasmia, tal y como su nombre indica, es la incapacidad de alcanzar el clímax. Son varias las causas que pueden desarrollar esta patología, por lo que es importante acudir al especialista si una mujer cree que la dificultad para llegar al orgasmo es grave. Los síntomas de esta patología radican en, como se ha descrito anteriormente, no poder alcanzar el clímax.
La anorgasmia es una patología por la cual no se realizan pruebas médicas para su detección. Al tener su origen en causas muy variadas, no es posible seguir ningún procedimiento específico para diagnosticarla. La experiencia de la propia paciente es el diagnóstico más factible.
Las causas pueden ser varias, entre físicas y psicológicas. Entre las primeras se encuentran:
- Patologías: enfermedades como la esclerosis múltiple y el Parkinson pueden obstaculizar el orgasmo.
- Problemas ginecológicos: la anorgasmia también puede ser causa de algunos tipos de cirugía como la histerectomía o aquellos procedimientos que tratan el cáncer. La incomodidad o el dolor en las relaciones sexuales también puede influir.
- Fármacos: medicamentos para la presión arterial, antipsicóticos, antihistamínicos y antidepresivos pueden provocar anorgasmia.
- Alcoholismo y tabaquismo: el alcohol puede llegar a ser un problema para alcanzar el clímax, al igual que el tabaco, ya que limita el flujo sanguíneo hacia los órganos sexuales.
- Envejecimiento: la aparición de la menopausia puede tener un efecto sobre la sexualidad a causa de la disminución de los niveles de estrógeno, los sudores y los cambios de humor.
Entre las causas psicológicas se pueden encontrar:
- Problemas de salud mental como la ansiedad y la depresión
- Estrés
- Creencias culturales y religiosas
- Abuso sexual o emocional en el pasado
- Sensación de inferioridad o vergüenza
Además también pueden darse problemas en la relación de pareja como la falta de comunicación, conflictos sin resolver, infidelidad o falta de confianza y violencia de género. Todo ello puede ser el causante de la anorgasmia.
La prevención de la anorgasmia pasa por intentar evitar sus causas como el tabaco y el alcohol en exceso, principalmente. No existe ningún tipo de método específico para intentar prevenirla, aunque es importante acudir al especialista si la incapacidad para alcanzar el clímax resulta un problema.
Como se ha comentado anteriormente, las causas de esta patología son muy variadas, por lo que es difícil establecer el mismo tratamiento en todos los casos. Principalmente se recurre a la terapia, ya que en la mayoría de los casos el origen es psicológico.
El tratamiento será distinto en cada caso en particular, por lo que es importante acudir al especialista y que este decida cuál es la opción más viable.
Es una patología que no se trata con medicación, excepto si es preciso combatir alguna de sus causas en concreto y el especialista considera oportuno que el suministro de algún tipo de fármaco puede ayudar.
Los especialistas en Andrología, Ginecología y Obstetricia, Psicología, Psiquiatría y Sexología serán quienes desarrollen el diagnóstico y posterior tratamiento para aquellas pacientes que sufren anorgasmia.
Se habla de trastorno de ansiedad cuando la reacción de alerta de una persona ante una situación o suceso puntualmente estresante es desproporcionada, de intensidad excesiva y persistente en el tiempo, o cuando dicha reacción se dispara ante situaciones que sólo son percibidas como amenazantes por la persona que sufre dicho trastorno. El tratamiento para la ansiedad se basa principalmente en la psicoterapia pero la duración dependerá de cada paciente. Los trastornos de ansiedad más comunes y sus síntomas son: el trastorno de ansiedad generalizada, un estado permanente de tensión crónica en el que el sujeto sufre una preocupación y nerviosismo excesivo incluso sin causa aparente; el trastorno fóbico, que provoca en la persona un temor irracional y persistente ante un objeto, actividad o situación concretos, provocando su evitación (por ejemplo, el miedo a volar); el ataque de angustia, crisis recurrentes de miedo sin ninguna causa directa de forma espontánea, provocando una ansiedad extrema con síntomas como palpitaciones, sensación de ahogo, temblores…; el trastorno obsesivo-compulsivo, que son ideas y acciones irracionales que el paciente no puede dejar de tener o hacer para evitar sufrir ansiedad (por ejemplo, lavarse las manos con una frecuencia extrema por miedo a contagiarse de algo); y el trastorno por estrés post-traumático, reacciones de estrés agudo o postraumático, caracterizado por recuerdos persistentes, un estado emocional de vigilancia exagerada y la reducción general del interés por la actividad diaria.
El bullying o acoso escolar hace referencia al maltrato psicológico, físico o verbal que se da entre escolares, tanto dentro del aula como en redes sociales (ciberbullying). Suele darse durante un tiempo prolongado. Los afectados suelen ser niños y niñas en edad de preadolescencia, y suelen padecer secuelas emocionales de esta etapa durante gran parte de su vida.
Algunas formas de bullying que ejerce el agresor o agresores a su víctima son la exclusión social, burlas, amenazas, agresiones, hostigamiento o coacciones.
El niño víctima de acoso escolar sentirá las consecuencias emocionales de sentir hostigamiento y agresión verbal o física. Así, se sentirá triste, nervioso, asustado y solitario, afectando a sus relaciones sociales. A causa de esta situación también pueden verse afectado su rendimiento escolar, y el niño no querrá acudir a la escuela. En algunos casos el afectado puede tener pensamientos de suicidio.
El agresor que provoca el bullying no tiene porqué padecer un trastorno de personalidad grave, pero a menudo presenta alguna psicopatología, como la ausencia total de empatía o la distorsión de la realidad. En muchos casos el agresor ha presenciado violencia en su entorno regularmente.
El entorno escolar también influye en el acoso escolar, pues es importante crear un clima agradable de convivencia entre todos los alumnos. Es más frecuente el bullying entre niñas, y también entre alumnos con alguna diferencia como síndrome de Down o autismo. Por esta razón es muy importante que los educadores fomenten un clima de respeto y empatía en las aulas.
La forma de prevenir el bullying se basa en la educación a los niños y adolescentes, buscando fomentar el respeto y la empatía, así como evitando el hostigamiento y exclusión a cualquier alumno. Los profesores tienen un papel muy importante en la prevención del bullying, actuando ante los primeros signos de violencia entre los alumnos.
Es muy importante también que los padres eduquen a sus hijos en valores contrarios al empleo de la violencia física o psíquica.
La víctima de bullying requerirá de terapia psicológica para superar los efectos negativos que le está causando el acoso, incluso poder combatirlo y que pueda seguir con su vida escolar. En muchos casos el niño requerirá de ayuda psiquiátrica y tratamiento farmacológico para superar la depresión o incluso los pensamientos suicidas o de autolesión. Es posible que la víctima de bullying necesite terapia de un psicólogo tiempo después del cese del bullying, pues este tipo de acoso provoca graves secuelas que pueden perdurar durante muchos años.
El agresor también puede necesitar terapia psicológica para tratar las causas que le llevan a ejercer la violencia y el acoso sobre otras personas.
Se trata de una operación con una finalidad radical: convertir los genitales de un sexo al sexo opuesto. Si el cambio de sexo de hombre a mujer se realiza una vagineplastia y si es un cambio de sexo de mujer a hombre, la técnica utilizada es conocida como faloplastia.
Se trata de un tema complicado y delicado por la cantidad de implicaciones que supone, tanto física como psicológicamente.
La operación requiere de anestesia general y su tiempo de intervención puede superar las doce horas. Se trata de una operación sin retorno y los resultados son inmediatos.
La cirugía de cambio de sexo nace para dar una solución tanto física como psíquica a aquellas personas que no se sienten identificadas con el sexo con el que nacieron. Se trata de un procedimiento largo, que requiere de distintas operaciones y tratamientos como el hormonal.
Esta cirugía no se indica en pacientes con trastornos psiquiátricos o psicológicos, ni en aquellas con problemas circulatorios, sistémicos, urológicos o cardiovasculares.
Cabe hacer una distinción entre el sexo que se quiera cambiar, es decir, el procedimiento no será el mismo de hombre a mujer que de mujer a hombre. No obstante, en ambos casos se abandonará el tratamiento hormonal semanas antes de la operación.
En el caso de un cambio de sexo de hombre a mujer —vagineplastia— el cirujano abrirá el pene separando loa cuerpos cavernosos que lo componen así como el pedínculo vasculonervioso. Con la piel sobrante se da forma a las paredes vaginales y el glande se utiliza para crear el clítoris. Por otro lado, con el escroto se da forma a los labios vaginales y se profundiza la vagina, que será colocada en un espacio entre la vejiga y el recto. A su vez, la uretra es recortada y se sitúa delante de la nueva vagina, colocándose un apósito para que la piel de la vagina no se mueva.
Tras esta intervención se realizarán otras complementarias como una mamoplastia de aumento con implantes mamarios, una tiroplastia o una condrolaringoplastia para reducir el tamaño de la nuez masculina, una glotoplastia de Wendler para feminizar la voz…
En el caso de un cambio de sexo de mujer a hombre, la técnica utilizada es conocida como faloplastia, en la que se reconstruye un pene utilizando tejidos de otras partes del cuerpo como la propia piel, abdomen, muslos o brazos. El nuevo pene permite miccionar de pie y es sensible táctil y erógenamente, aunque para poder mantener relaciones sexuales necesitará que se implante una prótesis. Una vez modelado el pene con los tejidos elegidos, se transporta a su posición final y se suturan venas y arterias a la vez que se conecta nervios del clítoris a los del pene, a la vez que el propio clítoris permanecerá oculto dentro del pene. Se prolongará la uretra con un injerto de piel de la pared interior de la vagina. Por su parte, los labios mayores forman el nuevo escroto, y una vez obtenida la bolsa escrotal se colocan implantes testiculares de silicona.
Antes de someterse al cambio de sexo es necesario haber obtenido la certificación psicológica de un psiquiatra conforme no existe una alteración psicológica transitoria que certifique que se trata de un proceso real de transexualidad.
A su vez, el paciente deberá haber seguido durante al menos nueve meses un tratamiento hormonal dirigido por parte de un endocrinólogo.
El paciente deberá estar inmovilizado durante los dos primeros días tras la operación. No obstante, recibirá el alta entre siete y diez días después de la intervención, y deberá portar una sonda vesical durante 21 días.
A criterio del cirujano se puede colocar también una sonda suprapúbica que permite el vaciar la vejiga manteniendo limpia y seca la uretra durante los primeros días.
La depresión es una enfermedad que consiste en un trastorno del estado de ánimo caracterizado, principalmente, por un sentimiento prolongado y severo de tristeza. Este sentimiento se asocia a otros síntomas y alteraciones del pensamiento y del comportamiento. La depresión puede afectar a personas de todas las edades; ya sea a adultos, adolescentes o incluso niños.
Los síntomas de la depresión son:
Los síntomas de la depresión en niños pueden ser distintos a los de los adultos. Es importante vigilar el rendimiento escolar, el sueño y el comportamiento del niño para observar posibles síntomas de depresión.
Para distinguir un trastorno depresivo de cualquier estado de tristeza pasajero es necesario el diagnóstico de un psiquiatra.
Existen diversos tipos de trastornos depresivos según sus causas. A menudo puede transmitirse de padres a hijos, debido a los genes, al comportamiento aprendido en el hogar o al entorno. También puede estar desencadenada por un hecho estresante o infeliz en la vida.
Entre los factores que pueden causar depresión destacan:
El consumo de bebidas alcohólicas o de drogas puede empeorar la depresión y provocar pensamientos de suicidio.
El terapeuta indica cuál es el mejor tratamiento para cada persona, pero básicamente se centra en realizar sesiones de psicoterapia.
Existen diversos tipos de trastornos depresivos según sus causas.
La depresión infantil es un trastorno clínico que puede llegar a ser grave y que hay que tratar. Se suele pensar que los niños, solamente por el hecho de ser pequeños ya son felices y no tienen preocupaciones, pero no siempre es así. Tienen preocupaciones, momentos difíciles y sufren trastornos mentales como la depresión.
Para detectar un cuadro de depresión infantil, tanto los padres como los profesores deben estar muy pendientes de los cambios de conducta de los niños. No solo en casa, sino también en el colegio, donde pasan la mayoría de horas, donde se debe estar alerta ante cualquier comportamiento extraño del menor, hacer saltar las todas alarmas. Igualmente, antes de diagnosticar a un niño de un trastorno depresivo, los especialistas en Psiquiatría infantil recomiendan descartar la existencia de otras enfermedades orgánicas.
La depresión infantil tiene una sintomatología un tanto diferente a la que manifiestan adultos y adolescentes. Los niños suelen mostrar:
Hay que tener en cuenta que es propio de la infancia los cambios en el estado de ánimo muy rápidos; de forma que les vemos tristes e irritables y jugando felices inmediatamente después. Estas oscilaciones no invalidan el diagnóstico de una posible depresión durante la infancia.
Ante la aparición de los síntomas referidos, debe saltar una señal de alarma que nos haga pensar que existe un posible trastorno psicológico. Es importante acudir a un especialista que sea experto en esta patología para que realice las pruebas pertinentes y establezca un tratamiento adecuado para el paciente.
La depresión infantil, como ocurre en la mayoría de los trastornos mentales, el origen es multifactorial. Entre los factores predisponentes, la herencia genética juega un papel determinante. Entre el 60 y el 80% de los niños que sufren depresión grave o moderada suelen tener antecedentes familiares de trastornos afectivos. En el caso de la depresión más leve, pueden influir, entre otras circunstancias, el ambiente familiar inestable, conflictivo, problemas escolares de integración social; o experiencias traumáticas, como pérdidas de personas de referencia, o como por ejemplo, el bullying.
Los niños que cuentan con antecedentes familiares de depresión tienen un riesgo mayor a sufrir esta patología. Un ambiente tranquilo, estructurado con normas y seguro en casa, atento a sus necesidades, en que se le ofrezca al niño la oportunidad de comunicar y verbalizar cómo se siente y cuáles son sus preocupaciones y familias en armonía son la clave para que prevenir este trastorno.pueden ayudar a prevenir este trastorno o a identificarlo rápidamente. Además una alimentación adecuada, ejercicio físico y buenos hábitos de sueño son factores protectores.
Hay diferentes variantes de tratamiento de la depresión infantil, no obstante, el tratamiento siempre tiene que ser individualizado, adaptándolo al niño y a sus condiciones. En el mismo tratamiento es fundamental involucrar a los padres para que puedan intervenir en el entorno del paciente. Se puede tratar tanto con acción psicoterápica, que debe extenderse al entorno familiar del niño, o en los casos más severos con un tratamiento farmacológico con fármacos antidepresivos.
A nivel psicológico se incluyen técnicas congnitivo-conductales con las que el niño puede modificar su comportamiento frente a diferentes acontecimientos. El tratamiento precoz es fundamental, por eso, cuando saltan las alarmas es importante actuar.
Los trastornos depresivos durante la infancia son tratados por un psiquiatra experto en depresión infantil, que será el especialista encargado de realizar la evaluación tanto a nivel orgánico como de psicopatología y proponer la intervención más adecuada a cada caso.
La disfunción eréctil es la dificultad o incapacidad para lograr o mantener una erección del pene que dé lugar a una relación sexual satisfactoria. También se conoce como impotencia sexual, aunque actualmente se ha dejado de usar este término en el campo médico.
Afecta a muchos hombres y aumenta con la edad, pero para poder considerarla una alteración es necesario que se manifieste de forma persistente.
Existen diversos tipos de disfunción eréctil:
El principal síntoma de la disfunción eréctil es un cambio en la calidad de la erección. Si la causa es física, normalmente se presenta la incapacidad para tener una erección al despertarse por la mañana. Si se origina por causas psicológicas, la disfunción eréctil se produce durante un periodo de tiempo concreto.
Las causas de la disfunción eréctil pueden ser tanto físicas como psicológicas o una combinación de ambas. Pueden ser de tipo psicológica, vascular, neurológica, hormonal y farmacológica.
La principal manera de prevenir la disfunción eréctil es modificando el estilo de vida para evitar cual posible hábito que repercuta de manera negativa en las arterias y las venas.
El tratamiento para la disfunción eréctil suele incluir, aparte de la medicación, cambios en el estilo de vida como por ejemplo dejar de fumar y practicar ejercicio de forma regular.
La ayuda psicológica es recomendable en hombres de menos de 40 años, ya que en estos casos la causa de la enfermedad suele ser mental.
La disfunción sexual es un trastorno que dificulta o impide el mantenimiento de relaciones sexuales satisfactorias. Esto se produce durante cualquier etapa del acto sexual (deseo, excitación, orgasmo y resolución).
Este tipo de disfunciones afectan tanto a hombres como a mujeres, que pueden experimentar una aversión o rechazo al contacto sexual, aunque afecta de modo diferente a cada género. Los tipos más frecuentes de problemas sexuales en los hombres son: la disfunción eréctil, que es la incapacidad de lograr o mantener una erección suficiente; la impotencia sexual, la incapacidad para mantener una erección suficiente para mantener el coito en el 25% de los intentos como mínimo; o la disfunción eyaculatoria, que se da cuando no se puede liberar el semen durante el orgasmo.
Los síntomas de la disfunción sexual puede ser varios:
El diagnóstico de los trastornos sexuales cambia según el tipo de trastorno en sí: en algunos casos, de hecho, es necesario un examen ginecológico o andrológico y en otros, es necesario iniciar un programa psicológico.
Las causas de la disfunción sexual en los hombres pueden ser enfermedades (diabetes, problemas hormonales, depresión…) o consumo de ciertos medicamentos o sustancias, entre otras. En cambio, la disfunción sexual en las mujeres puede manifestarse como un bajo deseo sexual, dolor o dificultad para excitarse o para alcanzar el orgasmo.
Estos trastornos también pueden deberse a diversos problemas psicológicos o físicos como el estrés, las infecciones o el vaginismo.
No existen formas concretas para prevenir la disfunción sexual. Sin embargo, la pérdida de peso, dejar de fumar o dormir lo suficiente pueden ayudar al bienestar y al interés por las relaciones sexuales.
Al igual que con el diagnóstico, el tratamiento de los trastornos sexuales varía según su naturaleza. Por ejemplo, en el caso de la disfunción eréctil, hay que consultar a un andrólogo para entender si está provocada por una patología física o psicológica, mientras que en el caso del vaginismo se pueden iniciar programas psicosexuales o considerar la cirugía.
En caso de trastornos sexuales, se debe consultar a especialistas en Psicología, Ginecología, Andrología, Urología o Psiquiatría.
El divorcio matrimonial supone, muchas veces, una experiencia traumática para algunas personas, requiriendo de la ayuda de un especialista para aminorar el efecto que provoca sobre el paciente.
Puede que las fases del duelo no se presenten de manera ordenada, sino que pueden intercalarse e incluso solaparse. Además, es posible que se vuelva a retroceder a una fase anterior una vez que ya se creía superada. Por este motivo, es importante conocerlas todas y saber superarlas en el momento, si es necesario con ayuda de un especialista en Psicología.
El tratamiento consiste en terapia con el especialista en Psicología. La terapia le ayudará a recuperar la autoestima y la confianza en uno mismo, ya que el hecho de tener que adaptarse a una situación así no es fácil.
El principal objetivo de la terapia es aceptar el divorcio y hacerlo de la manera que mejor se adapte a la persona.
El divorcio es una etapa momento clave en la vida de toda persona. Es por esto que conlleva un gran desgaste físico, económico, social, emocional y psicológico. Los expertos recomiendan seguir unas indicaciones para paliar el estrés que puede causar esta situación, ya que este estrés puede provocar enfermedades de todo tipo. Entre los consejos de los expertos están:
Los profesionales en Psicología evalúan como reaccionamos ante una nueva sensación de pérdida de apoyo social y la mejor forma de adaptarse a este nuevo cambio vital.
El duelo es un estado psicológico que resulta de la pérdida de una persona importante, que ha formado parte de la existencia del individuo. La pérdida de un ser querido o una sustracción (patria, libertad, un ideal), en algunos individuos incapaces de aceptar su ineluctabilidad, adquiere características patológicas. La experiencia de la pérdida se experimenta de manera diferente de individuo a individuo. Por lo tanto, es incorrecto, desde el punto de vista clínico, juzgar las reacciones psicológicas de un sujeto como patológicas en las primeras etapas del duelo.
Según la teoría de cinco pasos de Kübler Ross, el duelo incluye:
Según Onofri y La Rosa, las reacciones al duelo se dividen de la siguiente manera:
Por lo general, llegamos a la fase de aceptación del duelo después de 18 meses desde el evento. La persona logra volver a una situación comparable a la fase previa al duelo, con una mejora en el estado de ánimo y con el abandono de los problemas psicosociales. Sin embargo, algunos sujetos no pueden aceptar la inevitabilidad de la pérdida y continúan mostrando síntomas.
Un psicoterapeuta puede ayudar a superar el duelo a través de las terapias cognitivo-conductuales (TCC), EMDR (sesensibilización y reprocesamiento por movimiento ocular, siglas en inglés) o terapias sensomotoras. Además, la terapia grupal a menudo da mejores resultados que la terapia individual.
La esquizofrenia es un trastorno mental en el cual las personas que la sufren tienen dificultades para establecer diferencias entre lo real e irreal, pensar de manera clara y por tanto tener respuestas o actitudes normales. Esta enfermedad se presenta por igual en hombres y en mujeres.
La sintomatología de la esquizofrenia se desarrolla de forma distinta en función del paciente, y estos síntomas se van presentando y acentuando lentamente a lo largo de meses o años. Los principales síntomas que se dan al inicio de la enfermedad son:
Cuando la esquizofrenia avanza, suelen desarrollarse más síntomas, como:
La esquizofrenia es una enfermedad muy compleja que puede darse por varios factores, pero no existe una causa definida. Los factores que influyen en la esquizofrenia son:
La esquizofrenia no se puede prevenir, la única forma de prevenir el avance de sus síntomas es someterse al tratamiento necesario.
Cuando se diagnostica la esquizofrenia es necesario someterse a un tratamiento, incluso en algunos casos pueden necesitar hospitalizarse por su seguridad.
Tratamiento farmacológico: los antipsicóticos son los más utilizados en esta enfermedad, aunque pueden provocar una serie de efectos secundarios en el paciente, como vértigo, somnolencia, aumento de peso, temblores o sensación de inquietud.
Terapia psicológica: la terapia de apoyo y la terapia conductual son muy útiles en el tratamiento de la esquizofrenia. También es importante trabajar con el paciente las relaciones sociales para adaptarse a la sociedad y la vida laboral.
El trastorno de estrés postraumático es un conjunto de síntomas que aparecen en el individuo tras un acontecimiento traumático o catastrófico, hace referencia a la imposibilidad de superar una experiencia desagradable. Estos síntomas conllevan a una alteración de la vida física tan grande que el paciente no puede llevar una vida normal.
Se trata de un proceso normal en los pacientes que han sufrido o presenciado una experiencia traumática, pero si permanece en el tiempo aproximadamente más de un mes, evitando que se pueda avanzar, se convierte en el trastorno por estrés postraumático.
La gente con estrés postraumático se siente deprimida, con ansiedad, sentimiento de culpabilidad y enfadada o más irascible y susceptible. Además, también son comunes las pesadillas y flash-backs y la hipervigilancia del paciente hacia cualquier peligro o cambio en su vida. En muchos casos es frecuente que el paciente tome una actitud de evitación ante el trauma, así como falta de interés en mantener relaciones sociales.
La causa del estrés postraumático es la vivencia de una experiencia traumática, que provoca una intensa tristeza o ansiedad, de forma que el paciente no se encuentra con la capacidad de gestionar emociones tan intensas ante una experiencia horrible.
Los acontecimientos que suelen provocar estrés postraumático son los inesperados que suceden de forma repentina, que duran un largo tiempo, que son causados por el hombre, cuando uno se siente atrapado, cuando provoca múltiples muertes, si causan mutilaciones o si hay niños implicados.
El tratamiento del estrés postraumático requerirá terapia psicológica para superar el trauma. En muchos casos será necesario añadir tratamiento farmacológico.
Las terapias más comunes para tratar el estrés postraumático son la terapia de exposición y la terapia cognitiva, así como las técnicas para gestionar la ansiedad. En cuanto al tratamiento farmacológico, los más frecuentes son los antidepresivos y ansiolíticos, siempre bajo la supervisión y terapia de un Psiquiatra para controlar la progresión del paciente y evitar los posibles efectos secundarios de los fármacos.
La eyaculación precoz es un trastorno del orgasmo que se produce durante la relación sexual. Se caracteriza porque el hombre eyacula antes de lo deseado y en contra de su voluntad. En los casos más graves, el hombre puede eyacular antes de la penetración o segundos después de hacerlo.
El síntoma principal es que el hombre eyacula antes de lo deseado, es decir, de manera prematura. La ansiedad es un síntoma que afecta a las personas que sufren este trastorno, ya que sienten la incapacidad de controlar adecuadamente la eyaculación.
En la mayoría de los casos, la causa de la eyaculación precoz es psicológica o emocional, debido a ansiedad, nerviosismo o culpabilidad. También puede deberse a problemas físicos, debido a un trastorno anatómico o fisiológico, como por ejemplo una infección urogenital de la próstata.
La práctica y la relajación son clave a la hora de tratar la eyaculación precoz. El tratamiento puede ser psicológico o farmacológico.
Existen diversas técnicas o métodos conductuales que pueden resultar muy útiles para tratar esta patología.
En cuanto al tratamiento farmacológico, pueden administrarte tratamientos para retardar la eyaculación o bien cremas anestésicas que se aplican entre 20 y 30 minutos antes de mantener relaciones sexuales y ayudan a disminuir la estimulación.
La eyaculación retardada en la vagina o la aneyaculación es el retraso o la falta total de expulsión de semen. El orgasmo es la culminación o clímax de la excitación sexual, durante la cual aumenta la concentración de sangre en los genitales, se contraen los músculos de las zonas erógenas y se libera la tensión sexual. En el hombre acompaña, generalmente, la eyaculación, pero en ocasiones se producen alteraciones del orgasmo, es decir, retrasos o ausencias del orgasmo tras una fase de excitación sexual normal. La forma clínica más frecuente de trastorno orgásmico masculino es la eyaculación retardada en la vagina, y la más grave, la aneyaculación, que es la falta total de expulsión de semen. Esta disfunción puede aparecer tanto durante la relación sexual con la pareja como durante la masturbación.
El rasgo principal de esta anomalía es el retraso y falta de eyaculación, ya sea en las relaciones sexuales o en la masturbación. Los hombres con retraso en la eyaculación son incapaces de eyacular o solo pueden hacerlo con esfuerzo y tras una relación sexual prolongada, por ejemplo de 30 o 45 minutos.
Las causas pueden ser psicológicas o físicas. Las razones psicológicas de la eyaculación retardada pueden relacionarse con una educación que provoca sentimientos de culpabilidad en la persona, quien ve el sexo como algo negativo, también la vivencia de alguna experiencia traumática relacionada con las relaciones sexuales o la falta de atracción por la pareja.
Las causas físicas de la eyaculación retardada son menos frecuentes, y suelen deberse al bloqueo de los conductos por los que pasa el semen, el consumo de ciertos medicamentos, deficiencia de testosterona, secuelas de accidentes cardiovasculares o daño en los nervios de la médula espinal o la espalda.
La salud sexual saludable es importante para no presentar eyaculación retardada ni aneyaculación. El hombre debe evitar sentirse presionado, por la pareja sexual o por sí mismo, para eyacular, ya que esta presión solo agravará el problema.
En caso de que no se haya llegado a eyacular nunca, es necesario acudir al especialista urólogo, ya que podría tratarse de una causa física.
En caso de tener problemas para eyacular durante un considerable periodo de tiempo, el afectado deberá acudir a un psicólogo especializado en problemas de eyaculación. El tratamiento psicológico para este tipo de problemas suele durar entre 12 y 18 sesiones, y en muchos casos la terapia incluye también a la pareja. LA base de la terapia psicológica es que el paciente disfrute del sexo y no se sienta bajo ninguna presión.
La falta de deseo sexual es el bajo nivel de interés en tener relaciones sexuales donde la persona afectada no responde a la voluntad o deseo de actividad sexual de su pareja. Según los expertos la falta de deseo sexual suele ir acompañada de problemas físicos o psíquicos, siendo común una disfunción sexual. Es algo que puede afectar a ambos sexos, pero es más común en mujeres, que llegan a sentir un gran sentimiento de culpa. Mientras que en las mujeres afecta entre el 22% y el 51% en hombres afecta entre el 10% y el 15%. Existen diversos tipos de falta de deseo sexual:
La falta de deseo sexual puede ser grave en el sentido de que puede mermar seriamente la relación de pareja. Normalmente, ambas partes en ella sienten el deber de querer “cumplir” con su pareja en el ámbito sexual. Cuando en alguna de las partes esto no se da la relación va deteriorándose, ya que la comunicación entre ellos también disminuye.
Las personas con falta de deseo sexual suelen poner excusas para evitar las relaciones sexuales con la pareja. Así, casi nunca se van a dormir a la vez que su pareja y siempre tienen excusas o cosas que hacer, tales como ver un programa de televisión muy interesante, finalizar algún trabajo urgente, recoger la cocina, etc. A veces es esta “huida” la que genera un gran sentimiento de culpa, al sentir que no da respuesta a un compromiso, lo que genera más nervios según se dilata el encuentro sexual.
El paciente que sufre falta de deseo sexual tiende a sabotear inconscientemente la relación, poniendo inconvenientes. En esto no ayuda la sociedad actual, donde tenemos una sobrecarga de estímulos, trabajo y tareas en un tiempo limitado: familia, amigos, trabajo, relaciones sociales, viajes, ocio, tareas del hogar, etc. Todo esto hace que la persona deje el sexo en el último lugar de prioridades.
Los problemas de falta de deseo sexual requieren de atención sexológica, lo que incluirá el estudio de factores de predisposición, relacionados con la historia erótica y educación sexual del paciente, así como otros más relacionados con el vínculo con la madre y el padre, o el miedo a un compromiso emocional. También se estudiarán las vías de placer y otros factores relacionados con la disminución de la libido (medicaciones, ciertas enfermedades, etc.).
En la falta de deseo sexual pueden influir diversas causas, que bien pueden ser causas orgánicas o psicológicas. Entre ellas destacan:
Entre los factores psicológicos están:
La falta de deseo sexual no se puede prevenir. Es una condición que nunca se sabe a ciencia cierta cuándo puede aparecer. Sí influencian las causas mencionadas anteriormente, de manera que llevar un control de dichos factores puede ayudar.
Lo primero que debe llevarse a cabo en la falta de deseo sexual es un estudio de la causa que lo está generando. Posteriormente deben abordarse las vías de placer. Existen unas vías neuronales que se relacionan con el deseo sexual y el placer. Para que todo funcione bien el tránsito del deseo al placer tiene que estar lleno de estímulos gratos para ambas partes, de la misma manera que debe serlo el encuentro sexual. Las personas con falta de deseo sexual no sienten esas reacciones en el camino. Esto se considera tratable cuando la ausencia de ganas de deseo sexual es persistente y ocurre desde hace más de 6 meses, ya que no debe confundirse con algo temporal o puntual.
Si la falta de deseo sexual es temporal no debe preocupar en exceso al paciente, pero le vendrán bien los refuerzos positivos, y dedicar un tiempo a mimarse y cuidarse. En esos refuerzos se debe favorecer el erotismo con los estímulos adecuados. Además, para combatir la falta de deseo sexual es esencial querer superarlo. Si el paciente está dispuesto se puede educar el deseo y, poco a poco, ir descubriendo modos de querer tener encuentros sexuales. La terapia de pareja y la terapia sexual pueden ser útiles. En estos casos ayudarán al paciente los especialistas en sexología, así como los especialistas en Psicología expertos en estos ámbitos.
En otros casos se ha recomendado el tratamiento con testosterona, relacionando esta hormona típicamente masculina con el hecho de mantener el deseo y la respuesta sexual femenina, sobre todo cuando la falta de deseo sexual coincide con la menopausia. De ahí que algunos especialistas recomienden el tratamiento con parches de testosterona, prolongando la vida sexual de las mujeres con trastorno de deseo sexual hipoactivo. En cambio, otros especialistas no están del todo de acuerdo con esta terapia, por el hecho de provocar efectos secundarios: alteraciones en los niveles de colesterol, cambios en la voz, aparición de acné, aumento de presencia de vello en la cara y otras partes del cuerpo… Sin embargo, estos efectos se dan si la dosis no es adecuada, por lo que el especialista en Ginecología y Obstetricia debe establecer la dosis más eficaz, habiendo hecho estudios previos para restablecer el equilibrio hormonal natural.
El tratamiento de los problemas sexuales debe tener en cuenta todos los recursos disponibles y, para ello, es esencial un diagnóstico personalizado, para beneficiarse del tratamiento más adecuado.
Son muchos los especialistas que pueden ayudar al paciente en el tratamiento de la falta de deseo sexual, ya que el abordaje puede ser bastante multidisciplinar. Así, serán principalmente los especialistas en Andrología, pero también en Ginecología y Obstetricia, Medicina Interna, Psicología, Psiquiatría, Sexología y Urología.
Una fobia es un tipo de trastorno de ansiedad caracterizado por un miedo extremo y debilitante a un lugar, situación, animal o sentimiento. Suele ser irracional, ya sea por su propia naturaleza o por el nivel de miedo que se experimenta, lo que a menudo lleva a los pacientes a hacer todo lo posible para evitar la fuente de ese miedo.
Existen muchos tipos diferentes de fobias, pero se pueden agrupar en dos categorías principales: fobias específicas/simples y fobias complejas.
Las fobias simples, también conocidas como fobias específicas, normalmente se desarrollan en la infancia o la adolescencia. Entre ellas se incluyen las fobias animales, las fobias ambientales (p.ej., las alturas, los gérmenes, las aguas profundas), las fobias corporales (p.ej., la sangre, los vómitos, las inyecciones) las fobias sexuales (p.ej., las ITS, la ansiedad de desempeño) y las fobias situacionales (p.ej., volar, visitar hospitales, etc.).
Las fobias complejas normalmente se desarrollan en la edad adulta y conllevan miedo intenso y/o ansiedad provocado por una situación particular. Las más comunes son la agorafobia y la fobia social. Estas tienden a ser más debilitantes que las fobias simples, afectando seriamente la vida de los pacientes.
Las fobias más comunes son la aracnofobia (miedo a las arañas), ofidiofobia (miedo a las serpientes), la acrofobia (miedo a las alturas), la claustrofobia (miedo a los espacios pequeños) y la agorafobia (miedo a los lugares abiertos y públicos).
Algunas personas con fobias pueden no experimentar ningún síntoma hasta que se enfrentan a lo que temen, mientras que otras pueden entrar en pánico con sólo pensar en ello. Como trastorno de ansiedad, se pueden manifestar los siguientes síntomas:
Normalmente es difícil decir qué causa una fobia, ya que cada caso es único. Las fobias simples a menudo se remontan a un acontecimiento o trauma particular, o en algunos casos se aprenden de figuras influyentes en la infancia del paciente, como padres o hermanos. Se cree que la genética juega un papel importante en los trastornos de ansiedad, lo que significa que algunas personas pueden nacer con una predisposición a desarrollar fobias.
HISTERIA
Tipo: Enfermedad
¿Qué es la histeria?
La histeria, también llamada trastorno por somatización, es aquella patología en que la persona tiene una preocupación crónica por síntomas físicos que no tienen ningún origen identificable. Por ello, visita a todo tipo de especialistas médicos para encontrar una cura a su dolencia física que no puede ser detectada. A menudo se trata de preocupaciones psicológicas que el paciente exterioriza en forma de dolencias físicas. Es más frecuente en las mujeres que en los hombres.
Esta patología incluye trastornos somatoformes, trastornos disociativos y trastornos de conversión.
¿Qué síntomas presenta?
Los síntomas de la histeria son tanto físicos como psíquicos. Destacan los trastornos motores, sensitivos y sensoriales. Dentro de los trastornos motores pueden darse convulsiones y/o parálisis.
La pesadez en las extremidades, los llantos dolorosos, la debilidad y la inestabilidad emocional son algunos de los principales síntomas de la histeria.
El dolor y otros síntomas que siente el paciente con este tipo de trastornos son reales e involucran muchas partes del cuerpo, sobre todo el aparato digestivo, el sistema nervioso y el aparato reproductor.
Causas de la histeria o por qué se produce
El estrés en una de las principales causas de la histeria. Entre las más comunes se encuentran también la represión sexual y los hábitos de pensamiento perversos. Hay situaciones emocionales que pueden desencadenar la histeria, como el miedo, una preocupación, la depresión, un traumatismo, la masturbación o una enfermedad prolongada.
¿Se puede prevenir?
Los especialistas afirman que la histeria se puede prevenir con autocontrol y manteniendo la mente ocupada. Se recomienda evitar el consumo de alcohol, té negro, café, tabaco, azúcar blanca y harina blanca en exceso, así como productos elaborados con estos ingredientes.
¿En qué consiste el tratamiento?
El objetivo del tratamiento es que el paciente aprenda a controlar sus síntomas y que así no interfieran en su calidad de vida. El apoyo de un profesional en salud mental es fundamental para avanzar en el tratamiento de este tipo de trastornos. Las técnicas de Psicoterapia son las más óptimas para manejar el dolor del paciente.
El informe pericial es una prueba en la que un especialista médico con conocimientos especializados aporta los resultados en un caso judicial. En esta prueba se suele recoger un diagnóstico sobre lesiones, secuelas y estado de salud del paciente.
El objetivo de este informe es, pues, una revisión minuciosa que se plasmará en un informe escrito. Este deberá ser escrito por el profesional médico y en un lenguaje claro y divulgativo que las partes implicadas puedan interpretar.
En algunas ocasiones, la realización del informe pericial se hace de forma preventiva por si fuese imposible alcanzar un acuerdo y fuese necesario realizar una demanda.
El informe pericial consta de distintas partes:
En primer lugar, se recoge en el informe pericial el objeto de dicho informe, es decir, la razón por la cual se realiza y quién lo solicita.
A continuación, se recoge la historia clínica del paciente, sus antecedentes familiares e información aportada por el mismo. Es entonces cuando se desarrolla el diagnóstico obtenido durante la revisión y visita por el informe pericial.
En el siguiente punto se recogen las fuentes, es decir, los informes médicos y pruebas que se han tomado en cuenta para elaborar el informe pericial, así como la exploración realizada.
Por último, se presentará el diagnóstico minucioso, el cual deberá diferenciar entre el diagnóstico clínico, es decir las lesiones que sufre el paciente, y el diagnóstico de secuelas, que refiere al estado residual o consecuente de las lesiones sufridas.
El informe pericial es un documento con validez legal, que suele requerirse en juicios y procesos legislativos. El objetivo de dicho informe es la confirmación de un especialista sobre el estado de salud de un sujeto, y pueden requerirlo las partes implicadas en el proceso legal.
Por ejemplo, este tipo de informes suelen requerirse en accidentes de tráfico o de cualquier tipo, en el cual se exige que el afectado demuestre que presenta lesiones y/o secuelas a causa del accidente en cuestión y requiere una compensación. Otros ejemplos al margen de un accidente de tráfico en el que existan daños materiales y/o lesiones, una persona que debe evaluar su capacidad psicológica en un juicio penal, una construcción con defectos... El informe lo elabora un perito.
El paciente que se somete a la elaboración de un informe pericial deberá aportar toda la información que disponga sobre su estado de salud, exámenes médicos realizados y antecedentes familiares. Esta información es importante para establecer la causalidad y origen de las lesiones en el informe, por lo que siempre se incluye en un apartado del mismo.
El procedimiento es similar al de un chequeo médico, en la cual se valorarán las distintas lesiones y se realizarán las pruebas necesarias en función del caso.
Los resultados del informe pericial deberán ser veraces y constatados por la experiencia del especialista médico o por las pruebas complementarias aportadas. Así, se valorará el estado de salud del paciente y la relación de las posibles lesiones o secuelas con el hecho que origina el informe pericial.
Aquí es donde entra el conocido como nexo de causalidad, donde el especialista expresa desde su interpretación, si las lesiones o los resultados obtenidos en el informe guardan una relación causal con el percance que ocasiona la necesidad de presentar dicho informe.
¿Qué es la ludopatía?
La ludopatía es la adicción a los juegos de azar. Esto puede llevar a la pérdida de trabajo, problemas de dinero, fraude, crimen o problemas en las relaciones familiares.
¿Qué síntomas presenta la ludopatía?
Los síntomas más comunes de la ludopatía son:
¿Cuáles son las causas de la ludopatía?
Existen varias causas de la ludopatía:
¿Se puede prevenir la ludopatía?
Es importante intervenir ante los primeros signos (exposición al juego) para prevenir el empeoramiento de la adicción.
¿En qué consiste el tratamiento de la ludopatía?
El primer paso en el tratamiento de una adicción es siempre reconocerlo. Una vez reconocido, se puede tratar con diferentes terapias:
La neuropsiquiatría es una especialidad científica, rama de la Psiquiatría, que se encarga del estudio y tratamiento de los trastornos psiquiátricos o de la conducta que se dan en pacientes con patologías neurológicas.
Los profesionales neuropsiquiatras realizan exploraciones neurológicas, estudios psicométricos (desde la neuropsicología) y pruebas complementarias para la evaluación de trastornos como el Parkinson, las demencias, la esquizofrenia, los accidentes cerebrovasculares o los traumatismos craneaoencefálicos.
A su vez, la neuropsicología complementa las investigaciones realizadas desde la rama de la Neurología y de la Psiquiatría con el estudio de las relaciones entre la conducta y las funciones cerebrales en pacientes que sufren algún tipo de daño cerebral. De este modo, se pueden aplicar los avances en el diagnóstico, tratamiento y rehabilitación de pacientes con deficiencias y daños en los mecanismos cerebrales ligados a determinados comportamientos.
La particularidad de la Neuropsiquiatría es que se centra en los trastornos mentales que afectan a pacientes con patologías cerebrales o del sistema nervioso.
Así, se trata en gran medida enfermedades neurológicas como el Alzheimer, Parkinson o parálisis cerebral entre otras. Pero también se tratan los trastornos derivados de accidentes o daños cerebrales, que pueden desarrollar diversos trastornos como secuelas de dicha enfermedad.
La valoración e interpretación del cerebro y sus afectaciones es muy compleja, por lo que el especialista necesita combinar la Psiquiatría y la Neurología, pero también contar con la ayuda y conocimiento de psicólogos, neuróquímicos, radiólogos, neurofisiólogos o incluso bioquímicos, entre otros.
Acudirá al neuropsiquiatra el paciente que tiene un diagnóstico de enfermedad del sistema nervioso. Puede acudir a este profesional para llevar un seguimiento de su enfermedad, así como para controlar la efectividad y efectos de la medicación, o incluso simplemente para realizar actividades de refuerzo cognitivo o terapia. También los familiares y más allegados del paciente pueden encontrarte en alguna sesión con su neuropsiquiatra para trabajar con el entorno del enfermo.
La neurorehabilitación es un proceso médico que tiene como objetivo ayudar en la recuperación de trastornos neurológicos y de lesiones del sistema nervioso. La neurorehabilitación se inicia una vez que se haya finalizado la etapa aguda del tratamiento para la lesión cerebral, y ayuda al paciente a recuperarse para mejorar la funcionalidad y las habilidades cognitivas, y para compensar cualquier alteración de la funciones cerebrales debido a una lesión o al tratamiento posterior.
La neurorehabilitación se utiliza de manera habitual para tratar afecciones como la apoplejía, la parálisis cerebral, la enfermedad de Parkinson,el traumatismo craneoencefálico , la esclerosis múltiple, el síndrome postpolio y el síndrome de Guillain-Barré.
La neurorehabilitación implica un conjunto de técnicas terapéuticas, que se incia con pruebas integrales neurofisiológicas, como por ejemplo con electromiografías (EMG) y electroencefalografías (EEG) para proporcionar una evaluación completa de las necesidades del paciente.
Mediante esta evaluación, el equipo de neurorehabilitación intentará estimular las habilidades del paciente y como también que consigan una mayor independencia.
Esto implica una variedad de enfoques para el tratamiento que no tienen solo como objetivo la mejora física, sino que también tiene un enfoque holístico para atender los aspectos sociales, culturales y psicológicos de su personalidad que conducen a una mejora en su autoestima y en ayudar al paciente a sentirse más seguro con sus habilidades.
La neurorehabilitación no se centra solo en enseñar y entrenar al paciente para que mejore sus habilidades, sino que también se centra en la alimentación y en la rutina diaria del paciente para facilitar su camino hacia la recuperación.
La neurorehabilitación puede centrarse en diferentes aspectos necesarios para facilitar la recuperación. Cuando sea necesario, el uso de terapias como la fisioterapia, la terapia ocupacional, la psicoterapia, la terapia del lenguaje y las técnicas de terapia visual, pueden facilitar la capacidad general del paciente.
Un fisioterapeuta puede mejorar cualquier problema en la función física causado por una lesión o enfermedad cerebral, mientras que los terapeutas ocupacionales pueden ayudar enseñando nuevas técnicas para ayudar a que el paciente pueda volver al trabajo y poder realizar tareas cotidianas.
Un terapeuta del lenguaje puede ayudar a superar cualquier problema relacionado con el habla que haya podido se causado por una lesión cerebral, o con frecuencia por un derrame cerebral, y también con cualquier problema con la deglución o la ingestión de alimentos. Un oftalmólogo también ayudará con la visión si se encuentra afectada.
Un dietista puede ayudar a mejorar con los hábitos alimenticios y con la dieta de los pacientes, ya que puede llegar a ser algo difícil trás una lesión.
Con los nuevos avances tecnológicos, surgen nuevos desarrollos en la manera en la que puede proporcionarse una neurorehabilitación. Unas técnicas de imagen más grandes facilitan una mejor evaluación, mientras que la realidad virtual y los videojuegos pueden ofrecer nuevas opciones para mejorar el desarrollo cerebral y la rehabilitación. Los nuevos desarrollos en tecnología robótica ofrecen nuevas opciones para el desarrollo físico y la estimulación trás haber sufrido una lesión cerebral.
Se utiliza el término patología dual en el campo de la salud mental, para valorar aquellos pacientes que sufren de manera simultánea o a lo largo de su vida una adicción y otro trastorno mental. Las adicciones pueden ser elementos o sustancias moralmente aprobadas en la cultura actual como: el tabaco, el café, el alcohol, los analgésicos o aquellas que no disfrutan del mismo status como: el cannabis, la cocaína, anfetaminas y los opioides. También se puede considerar la Ludopatía como adicción de comportamiento. Por otro lado los trastornos mentales hacen referencia a padecer trastornos de ansiedad, trastornos del estado de ánimo, trastornos del espectro de la esquizofrenia y la psicosis, Trastorno Déficit Atención e Hiperactividad, y diferentes rasgos y trastornos de personalidad.
El pronóstico de la patología dual puede variar dependiendo de la adicción y del trastorno mental que pueda sufrir cada paciente.
Los síntomas más frecuentes de la patología dual son:
Además a estos síntomas se suman aquellos provocados por la sustancia en sí.
Con el fin de hacer un correcto diagnóstico para identificar la patología dual existen criterios de uno de los primeros manuales diagnósticos de psiquiatría (DSM) que diferencian entre trastornos primarios (no asociados por el consumo de sustancias ni debidos a una enfermedad con causa médica reconocida), efectos esperados (resultado del consumo o al periodo de abstinencia de una sustancia) o trastornos inducidos por sustancias (clasificados como excesivos ante la aparición de intoxicación por la sustancia o abstinencia de la misma).
Existen diferentes causas que pueden derivar en una patología dual entre ellas:
La prevención se basa en evitar cualquier factor de riesgo que pueda conducir a una adicción. Por ejemplo evitar el consumo de cocaína ayudará a que si el paciente sufre algún trastorno mental no se combine y provoque la patología dual. Seguir el tratamiento que ordena el especialista se trata de otra medida preventiva, al igual que seguir correctamente las actividades terapéuticas y rehabilitadoras. Acertar a la hora de elegir un entorno de trabajo y de vida adecuado es otra de las medidas que pueden favorecer la prevención de la patología dual.
Es recomendable que se realice un tratamiento combinado, el tratamiento propio de la drogadicción y el tratamiento psiquiátrico y psicológico de salud mental. Según la Sociedad Española de Patología Dual (SEPD), seis de cada diez drogodependientes presentan otra patología mental. Es más, el 60% de los afectados por una adicción de comportamiento presenta otros trastornos mentales, los más frecuentes son: la depresión, la ansiedad, el trastorno obsesivo compulsivo (TOC) o trastorno por déficit de atención.
El especialista que trata la patología dual es el Psiquiatra. En Top Doctors ofrecemos al mejor especialista en cada caso, y el que mejor se adapta a tus necesidades y condiciones.
La psicofarmacología es una especialidad o disciplina científica centrada en el estudio del efecto de los fármacos sobre las conductas y trastornos psíquicos y mentales.
El especialista, mediante esta terapia, prescribe medicamentos específicos o psicofármacos con el fin de corregir las conductas y trastornos psiquiátricos patológicos, estableciendo un plan de tratamiento adecuado para cada paciente.
Los psicofármacos se recetan a los pacientes con trastornos psíquicos y mentales, y se recomienda que se combinen con una visita periódica al psicólogo para llevar un seguimiento de la medicación.
Este tratamiento actúa modificando los efectos de los neurotransmisores cerebrales, reduciendo la concentración de los mismos y/o bloqueando los receptores sobre los que actúan, con el fin de que se mejore el estado psicótico del paciente.
Los psicofármacos puede actuar o bien en la corteza cerebral, o sobre las estructuras encefálicas más profundas que gestionan las funciones cerebrales más complejas: emociones, recuerdos y afectividad. En la mayoría de los casos, controlan los grandes síntomas y síndromes de los trastornos mentales, pero a veces también pueden conseguir curar la enfermedad.
Hay cuatro tipos de psicofármacos, en función de la patología a tratar:
Antes de comenzar el tratamiento, el paciente deberá ser consciente de que el médico es la única persona capacitada para regula la dosis de prescripción de cada fármaco y el momento y método de interrupción oportuna del tratamiento. También, debe estar convencido de que se requerirá el control periódico del mismo para evaluar su evolución clínica y los efectos del tratamiento.
La intervención farmacológica deberá ser interrumpida únicamente por el especialista, y habitualmente el paciente sigue asistiendo a psicoterapia para tener un seguimiento de su estado mental tras finalizar la ingesta de medicación, viendo cómo evoluciona al ser independiente de la misma.
La psicogeriatría es la ciencia que se ocupa de la salud mental y emocional de las personas de edad avanzada. Trata tanto los procesos naturales que se producen durante el envejecimiento como el paciente que presenta enfermedades o dificultades añadidas.
El envejecimiento conlleva una mayor prevalencia de patologías y en muchos casos un deterioro de las facultades y capacidades que se tenían en la juventud. La soledad y el deterioro físico y mental son obstáculos que muchas personas de edad avanzada tienen que afrontar para vivir plenamente esta nueva etapa de sus vidas. La psicogeriatría busca ayudar al paciente a superar estas barreras y ser más felices.
La psicogeriatría engloba, como la Psicología, una gran variedad de técnicas terapéuticas que se aplicarán en función de cada caso, las necesidades y capacidades de cada paciente. La terapia de psicogeriatría consiste en el diálogo y vínculo entre el paciente y su psicogeriatra, así como a menudo es importante la implicación de los familiares y seres queridos del paciente, sobre todo en casos de personas dependientes.
El tratamiento ideal de psicogeriatría constará de varias sesiones, en que el paciente vaya progresando con la terapia hasta superar cualquier dificultad y ser dado de alta. Es posible que tras cada sesión de terapia el paciente tenga que realizar ejercicios para desarrollar los conceptos adquiridos en dicha sesión.
La psicosis es un trastorno mental grave que altera profundamente la capacidad mental de un individuo y le hace perder contacto con la realidad. Puede ocurrir a cualquier edad, aunque es bastante raro en niños y adolescentes menores de 15 años. La psicosis trae consigo complicaciones graves, que incluyen autolesión y suicidio, abuso de alcohol y drogas.
El sujeto con psicosis experimenta ilusiones (está convencido de cosas falsas) y alucinaciones, que pueden afectar a los cinco sentidos. El psicótico puede mostrar un estado de confusión, hablar rápidamente y cambiar de tema de repente. A menudo ocurre que pierde el hilo de sus pensamientos y se detiene sin completar su discurso o acción. Además, el sujeto es incapaz de darse cuenta de sus propios trastornos y actitudes anormales. Otros síntomas incluyen dificultad en la concentración, ansiedad y agitación, aislamiento social, trastornos del sueño y mal humor.
Las causas de la psicosis son múltiples. El trastorno psicótico, de hecho, puede derivarse de:
Otras formas de psicosis, en cambio, pueden desencadenarse por varias razones, tales como la psicosis menstrual, psicosis posparto, la psicosis ocupacional, la psicosis compartida (cuando se tiene una estrecha relación con un individuo psicótico), etc. La heredabilidad también influye significativamente en el desarrollo de una psicosis.
Aunque es casi imposible prevenir la psicosis, las personas en riesgo pueden someterse a terapias cognitivo-conductuales para evitar el desarrollo de la enfermedad. En presencia de síntomas y actitudes sospechosas, es posible someterse a exámenes adicionales.
El tratamiento consiste en la administración de fármacos antipsicóticos, en la terapia causal (tratamiento de las causas que generan la psicosis) y en la psicoterapia. Las técnicas más practicadas son la terapia cognitivo-conductual, que ayuda al psicótico a reconocer y dominar los comportamientos problemáticos) y la terapia familiar. El paciente puede encontrar una ayuda válida también en los grupos de apoyo, en los que participan personas con trastornos similares.
La psiquiatría forense es una rama de la psiquiatría que ayuda a las personas con trastornos mentales que son un riesgo para el público. Se evalúa y trata a los delincuentes en las prisiones, los hospitales de seguridad y los miembros de la comunidad con trastornos mentales. La especialidad también investiga la correlación entre los trastornos mentales y los comportamientos delictivos y trabaja con organismos de justicia penal. Los psiquiatras forenses trabajan junto con la policía, el servicio de libertad condicional, los tribunales y las prisiones.
Un psiquiatra es un médico que ha completado una formación adicional para comprender el diagnóstico y el tratamiento de los trastornos mentales. Un psiquiatra forense tiene formación y experiencia adicionales en salud mental junto con la ley.
La mayoría de los psiquiatras forenses trabajan en:
El papel de un psiquiatra forense incluye la cobertura de áreas clínicas, administrativas y de enseñanza. Dirigen equipos multidisciplinarios fuertes y trabajan en hospitales de seguridad media y alta. El deber específico de un psiquiatra forense incluye:
Los psiquiatras son médicos con formación especializada en trastornos mentales y licenciados en medicina. Los psicólogos no van a la escuela de medicina, pero tienen un título en psicología. Tienen experiencia especial en temas que no suelen estudiarse en detalle por los psiquiatras. La psicología implica el estudio de los procesos y comportamientos mentales.
Las siguientes áreas de trabajo son algunas en las que los psiquiatras forenses están más involucrados que los psicólogos forenses:
La Psiquiatria Infantil trata un abanico muy amplio de enfermedades, patologías o trastornos que afectan a la salud mental. Muchos de ellos afectan indistintamente a los adultos y por lo tanto son también tratados por el Psiquiatra. Los trastornos más habituales en la consulta del psiquiatra infantil son:
La Psiquiatría Infantil en sí misma ya es una subespecialidad dentro de la Psiquiatría, y no cuenta con subespecialidades dentro de la misma. Sí que se pueden encontrar profesionales de la Psiquiatría Infantil especializados en determinadas patologías o perfiles de paciente, así como en edades, ya que muchos especialistas se especializan en psiquiatría para adolescentes.
El especialista psiquiatra infantil trata a pacientes que necesitan seguimiento exhaustivo y tratamiento combinado de terapia y medicamentos específicos. En muchos casos, será el Pediatra o el Psicólogo Infantil quienes remitirán al paciente al Psiquiatra Infantil.
El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) es un trastorno de desarrollo neurológico que afecta a la conducta y se inicia en la infancia. Según los síntomas predominantes en el niño, los tres tipos de TDAH son:
El TDAH se caracteriza por un aumento excesivo de impulsividad, hiperactividad, así como dificultad para mantener la atención en una actividad durante un periodo de tiempo continuado. Cuando este tipo de comportamiento es persistente, más frecuente y de intensidad mayor que la habitual en niños de su edad, acaba afectando a su rendimiento escolar y a sus relaciones en varios ámbitos de su vida.
Además, en muchos casos, los niños afectados por TDAH también sufren otros trastornos, como depresión, ansiedad o trastornos del aprendizaje.
El origen de esta enfermedad es altamente genético y se debe a un fallo de funcionamiento de algunos neurotransmisores (mensajeros) del área del cerebro encargada del sistema ejecutivo que domina la capacidad de concentración y atención.
Es importante un diagnóstico correcto para instaurar un tratamiento adecuado a cada paciente. Los principales tratamientos son:
¿Qué es la terapia de grupo?
La terapia psicológica de grupo es un tipo de tratamiento en el que el psicoterapeuta reúne en una misma sesión a un grupo pequeño de personas con problemas emocionales (normalmente, similares) para propiciar que cada uno vaya comentando sus preocupaciones o trastornos y se ayuden unos a otros, bajo su dirección profesional.
¿Por qué se realiza la terapia de grupo?
Al igual que la psicoterapia individual, la terapia de grupo es eficaz en el tratamiento de problemas como la depresión, la ansiedad, el impacto de enfermedades crónicas o graves, la dificultad para relacionarse, trastornos de personalidad, traumas, pérdidas, entre otros.
¿En qué consiste la terapia de grupo?
El terapeuta selecciona entre cinco y diez personas para formar un grupo cuyo objetivo es conversar unos con otros de forma honesta y espontánea. El terapeuta hace de guía para que se traten los temas más significativos para los pacientes.
Gracias a la interacción del grupo, se consigue la modificación de conductas y actitudes de los pacientes, a la vez que se mejoran sus capacidades de relación interpersonal. A lo largo de las sesiones, con el apoyo del psicoterapeuta y de los demás miembros del grupo, cada paciente va expresando sus emociones y aprendiendo a escuchar y comprender las de los demás, lo que facilita la resolución de su proceso personal de mejora.
Preparación para la terapia de grupo
Antes de seleccionar los pacientes, el terapeuta suele hacer un proceso de entrevistas y evaluación para preparar el paciente para la terapia de grupo. Se realiza mediante tres entrevistas:
La terapia de pareja es un tipo de consulta de psicoterapia destinada a analizar y tratar los conflictos surgidos en el seno de una relación amorosa. Dependiendo del tipo de problemas que sufra una pareja el terapeuta adapta el tratamiento y el número y frecuencia de las sesiones para encontrar la mejor solución para la relación.
Los principales objetivos que pretende conseguir la terapia de pareja son:
- Reconocimiento del problema
- Comprensión de sus pautas de funcionamiento (habitualmente repetitivas y contaminantes)
- Establecimiento de una nueva alianza para la renovación de la relación
- Modificación de sus actitudes
- Comunicación renovada y sana
A parte, la psicología de pareja, no solo se encarga de solucionar conflictos para que los miembros disfruten de una relación amorosa estable y satisfactoria, sino que también se ocupa de diagnosticar y tratar casos en los que la mejor solución es una separación, acompañando a las personas afectadas en ese proceso y orientándolas para que sea lo menos traumático posible.
Cuando una relación empieza a deteriorarse y ambas partes consideran que no hay salida es el momento de plantearse acudir a un especialista para que pueda orientarles y aconsejarles. Normalmente una de las partes de la relación es la que da la voz de alarma y la otra tiene que estar dispuesta a colaborar, ya que sino la terapia no va a resultar efectiva.
Hay que tener en cuenta que la separación siempre es una opción, pero antes es posible acudir a un profesional que pueda ofrecer una serie de pautas para cambiar los hábitos de la relación y reconducirla.
El problema más frecuente por el cual se acude al especialista es el fallo en la comunicación entre ambas partes de la pareja. Las discusiones recurrentes y destructivas pueden llegar a ser otro de los motivos principales por los cuales una relación puede deteriorarse. Además de los hábitos de la pareja, un ritmo de vida frenético y un exceso de trabajo.
El trastorno bipolar es una afectación mental en la que la persona tiene cambios muy marcados o extremos en su estado de ánimo. Es decir, es una alteración en el estado del ánimo que provoca que la persona pase de la alegría a la tristeza de forma rápida e imprevisible. Se exterioriza en estados de manía y, en los casos más severos, en depresión.
La fase maníaca puede durar días o meses. Los principales síntomas son:
Durante el período depresivo, los síntomas son:
Este trastorno afecta por igual a hombres y mujeres. Con frecuencia, se inicia entre los 15 y los 25 años. La causa es desconocida, pero es importante destacar que se presenta con mayor frecuencia en personas que tienen algún familiar afectado por esta enfermedad.
Hay factores que pueden desencadenar un episodio maníaco:
Los objetivos principales del tratamiento son:
El tratamiento del trastorno bipolar empieza por la toma de conciencia del problema y el conocimiento del mismo por parte del afectado y sus familiares gracias a terapias psicológicas.
Se recurre al tratamiento farmacológico generalmente durante las fases de desequilibrio, en el que se recomienda ingerir benzodiacepinas, antipsicóticos y estabilizadores del estado de ánimo. Si el paciente lo requiere, también pueden ingerirse fármacos antidepresivos.
El trastorno de conducta es un conjunto de comportamientos antisociales que se manifiestan en la infancia o en la adolescencia. El trastorno mental hace referencia a una variedad de problemas conductuales y emocionales en los jóvenes. Un niño o adulto joven puede mostrar patrones de conducta perturbadores y violentos y dificultad para seguir las reglas. Puede estar acompañado por otros trastornos mentales, como el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), el trastorno de estrés postraumático (TEPT) y el trastorno bipolar.
Existen tres tipos diferentes de trastornos mentales que se clasifican por la edad a la que empiezan a aparecer los primeros síntomas del trastorno.
Los síntomas del trastorno de conducta se dividen en cuatro categorías:
Otros signos del trastorno de conducta son el consumo de drogas y alcohol, la iniciación sexual a una edad muy temprana y baja autoestima.
El trastorno mental es causado por factores genéticos y ambientales. Los factores genéticos se han relacionado con daños en el lóbulo frontal del cerebro. Esta parte del cerebro regula las habilidades cognitivas importantes, como la resolución de problemas la memoria y también representa la personalidad. Los factores ambientales asociados con el trastorno de la conducta pueden ser el maltrato infantil, familia disfuncional, padres drogadictos o alcoholicos y niños que provienen de un entorno pobre.
Un niño debe ser examinado por un profesional experto en salud mental que le hará preguntas sobre su comportamiento. El niño debe de mostrar al menos tres de los comportamientos asociados con el trastorno de conducta para poder ser evaluado. Los trastornos también deben estar vinculados a la conducta del niño en la escuela y socialmente.
Si a un niño se le diagnostica con trastorno de conducta y proviene de un hogar roto, se le buscará un hogar de acogida. Si la enfermedad mental no es el resultado de un abuso, el niño tendrá terapia conductual con un psiquiatra para aprender a hablar y a como expresar sus emociones. Se pueden recetar medicamentos si el trastorno existe junto con otra afección como el TDAH. El tratamiento nomalmente es a largo plazo.
El Trastorno del Aprendizaje engloba alteraciones de alguno de los procesos cognoscitivos básicos, que afectan en la manera en que el cerebro procesa la información. Normalmente, se manifiestan como un déficit en áreas muy concretas como la escritura, la lectura o el cálculo.
Los niños que padecen este tipo de trastornos, presentan un rendimiento escolar más bajo, aunque la mayoría de ellos tienen una inteligencia normal o superior a la media.
Los principales trastornos específicos del desarrollo del aprendizaje generalmente afectan a la percepción, la emotividad, el habla, la escritura y lectura, la atención, o la actividad motora y de coordinación.
Los síntomas no son similares en todos los niños, ni se presentan con la misma intensidad. Los más frecuentes son: impulsividad, inquietud motora, dificultad a la hora de estar atentos y concentrados, dificultad a la hora de memorizar trabajo, ausencia de inhibición de la conducta y autorregulación.
Estos aspectos tienen una repercusión importante en la vida cotidiana de los niños. Muchos de ellos pueden presentar problemas emocionales como una baja autoestima y una expresión de sus emociones y sentimientos inadecuada.
Tener antecedentes familiares indica que hay una clara relación genética y que este trastorno podría ser hereditario.
También, existen factores de riesgo perinatales no genéticos como el consumo de tabaco, alcohol y drogas durante el embarazo, así como complicaciones en el parto que pueden originar lesiones cerebrales.
Por otro lado, aunque con menos frecuencia, los factores socio-ambientales también pueden tener cierta influencia en la gravedad de los síntomas con la aparición de trastornos asociados.
Aunque la relación entre el niño y la familia no es una causa directa del Trastorno del Aprendizaje, lo ideal es evitar los ambientes negativos, ya que estos aumentan las dificultades del individuo. Se recomienda estimular al niño desde que nace para favorecer el desarrollo psicomotor e intelectual del niño, así como una buena comunicación entre él y los padres, intentando apartarlos de los conflictos en casa para que no les generen angustias y bloqueos emocionales.
Tampoco son beneficiosos los castigos físicos ni las represiones verbales, ya que generan un sentimiento de vergüenza y culpa y hacen que el niño se desinterese.
Como conclusión, una buena comunicación con el niño de mano de una constante estimulación hace que este se desarrolle mejor.
Es importante diagnosticar el problema de forma precoz para evitar complicaciones mayores en el desarrollo de los niños y poner en marcha un tratamiento basado en la intervención psicopedagógica, mediante la coordinación de terapia física, psicológica o con logopedas, según el caso. Un tratamiento adecuado puede cambiar la vida del paciente.
Es importante que el tratamiento psicopedagógico intervenga directamente sobre el paciente, y que a su vez se oriente a los padres y profesores de los mismos.
El trastorno límite de la personalidad (TLP) es una afección mental por la que una persona tiene emociones inestables. Estos sentimientos a menudo los llevan a tener acciones impulsivas y relaciones caóticas con otras personas.
Las personas con este trastorno suelen caracterizarse por:
Otros síntomas pueden ser:
Se desconoce la causa concreta del TLP, aunque se cree que está relacionado con factores familiares, sociales y genéticos. Así pues, los principales factores de riesgo pueden ser:
El tratamiento del TLP puede realizarse con la psicoterapia individual o, en algunos casos, con la terapia de grupo. El tratamiento farmacológico también puede servir, pero tiene un papel menos importante. En algunos casos puede aliviar los altibajos del estado de ánimo y tratar otros trastornos que se pueden relacionar con este trastorno, como la depresión o la ansiedad.
El trastorno obesivo-compulsivo, conocido comúnmente como TOC, es un trastorno mental que se caracteriza por la presencia de pensamientos angustiantes (obsesiones) y conductas recurrentes y estereotipadas (compulsiones) de forma persistente en el tiempo, provocando ansiedad y deterioro de la vida diaria.
Aunque la persona es consciente de que sus obsesiones son irracionales, no puede controlarlos. Generalmente intenta suprimirlos o aliviarlos a través de las compulsiones. Si el paciente intenta no llevar a cabo estos rituales obsesivos, puede sufrir una enorme ansiedad y sufrimiento.
Existen diversos tipos de TOC:
Los síntomas se clasifican en obsesiones y compulsiones.
Obsesiones:
Compulsiones:
Se desconoce la causa exacta de este trastorno. Sin embargo, hay determinados factores que pueden influir en él como: lesiones en la cabeza, infecciones y funcionamiento anormal en ciertas zonas del cerebro. También juega un papel importante la genética, es decir, los antecedentes familiares.
No es posible prevenir el trastorno obsesivo-compulsivo; lo que sí se puede hacer es detener la enfermedad gracias a un diagnóstico y tratamiento adecuados.
El tratamiento para el trastorno obsesivo-compulsivo es una combinación entre un tratamiento farmacológico y terapia conductual. El tratamiento farmacológico incluye antidepresivos, antipsicóticos y estabilizadores del estado de ánimo. En cuanto a la terapia conductual, ésta ha demostrado ser efectiva para este trastorno.
El trastorno obsesivo-compulsivo es una enfermedad crónica con períodos de síntomas graves seguidos de otros períodos de mejora. Es inusual que se presente un período libre completamente de síntomas.
Se conoce como trastorno psicosomático a aquel síntoma o molestia que no encaja con ninguna patología médica y que, por lo tanto, se cree que su origen es psicológico.
TRASTORNOS ALIMENTICIOS
Tipo: Enfermedad
¿Qué son los trastornos alimenticios?
Los trastornos alimenticios son desviaciones severas de la conducta que se manifiestan como patrones de alimentación peligrosos para la salud. Se caracterizan porque la persona afectada coma en exceso o bien porque no come lo suficiente como mantenerse sana y saludable.
Los tipos de trastornos alimenticios más comunes son:
Las mujeres son más propensas a padecer este tipo de trastornos. Suelen darse en la adolescencia y, con frecuencia, van acompañados de depresión, trastornos de ansiedad y abuso de drogas.
¿Qué síntomas presentan?
Los síntomas comunes de los trastornos alimenticios son:
Dependiendo de si la persona padece anorexia o bulimia, presentará además otros síntomas característicos de cada uno.
Causas de los trastornos alimenticios o por qué se producen
No se conocen las causas exactas de los trastornos alimenticios. Sin embargo, algunos factores de riesgo son la preocupación desmesurada por tener la figura deseada, una visión distorsionada del propio cuerpo, determinadas ideas culturales o sociales respecto a la belleza, ser demasiado perfeccionista y tener una baja autoestima.
¿Se pueden prevenir?
Para prevenir un caso grave de trastorno alimenticio, es importante realizar un diagnóstico precoz.
¿En qué consiste el tratamiento?
En estos casos es muy importante el tratamiento urgente de los pacientes mediante un plan integral que incluya psicoterapia y una continua supervisión. En casos graves es necesario el ingreso de los pacientes en un centro especializado para su tratamiento.
TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD
Tipo: Enfermedad
¿Qué son los trastornos de la personalidad?
Los trastornos de la personalidad son un grupo de afecciones mentales que implican que el comportamiento, los pensamientos y las emociones que conforman la forma de ser de una persona presenten una desviación prolongada en el tiempo respecto a los patrones de personalidad considerados “sanos” dentro de su cultura.
Este tipo de trastorno psiquiátrico interfiere en la vida diaria de la persona, que sufre problemas de adaptación social, por lo que su capacidad de relación y convivencia es complicada y puede llegar a provocar su aislamiento social.
Se clasifican en los siguientes tipos:
¿Qué síntomas presentan?
Los síntomas varían ampliamente dependiendo del tipo de trastorno de la personalidad. En general, involucran sentimientos, pensamientos y comportamientos que no se adaptan a diversos ambientes. Estos patrones suelen aparecer durante la adolescencia.
Causas de los trastornos de la personalidad o por qué se producen
Las causas de los trastornos de la personalidad se desconocen. Los especialistas creen que su desarrollo está relacionado con determinados factores genéticos y ambientales.
¿En qué consiste el tratamiento?
Al principio, las personas con trastornos de la personalidad no buscan tratamiento por sí mismas. Se deciden a buscar ayuda cuando este trastorno ha causado problemas graves en sus relaciones personales o en sus trabajos.
El tratamiento de los trastornos de la personalidad requiere abordarse con terapia psicológica personalizada. En algunos casos el tratamiento farmacológico puede resultar un complemento útil.
La salud mental tiene muchas alteraciones que se conocen como enfermedades o trastornos mentales, que afectan a los procesos afectivos y cognitivos, al estado de ánimo, el pensamiento y el comportamiento. Muchas personas sufren problemas de salud mental de tanto en tanto. En cambio, se convierte en enfermedad mental cuando los síntomas y signos permanecen, provocan estrés en el paciente e impiden funcionar de forma normal.
Dentro de los trastornos mentales más comunes están:
Trastornos de ansiedad. Partimos del hecho que la ansiedad es normal en situaciones de estrés. Sin embargo, se considera trastorno de ansiedad cuando los síntomas provocan demasiada angustia o un deterioro funcional grave en la vida del paciente, impidiéndole funcionar en su vida. Dentro de los trastornos de ansiedad hay:
Trastornos del estado de ánimo. También se les conoce como trastornos afectivos. Uno de los más comunes es el trastorno bipolar, que puede afectar a cómo actúa una persona, piensa y se siente. Va más allá de los cambios de humor y afecta a muchos aspectos de la vida. Es difícil tratarlo sin medicación, ya que es necesario estabilizar al paciente y su estado de ánimo. En los momentos de manía puede incluso dejar de trabajar, aumentar sus deudas, sentirse lleno de energía aun durmiendo solo dos horas, etc. En los momentos depresivos, el paciente puede incluso no querer salir de la cama. Entre los trastornos del estado de ánimo también está el trastorno depresivo. Aunque todos podemos sentirnos decaídos o tristes en algún momento, cuando dichos sentimientos perduran durante meses y años, se considera un trastorno mental que puede ser muy seria y debilitante para el paciente.
Trastornos de la conducta alimentaria. Los más frecuentes son:
Trastornos psicóticos. Son graves y la persona pierde el contacto con la realidad, teniendo alucinaciones y delirios. Entre ellos están los trastornos delirantes o paranoias (la persona está 100% convencida de cosas que no son ciertas) y la esquizofrenia (la persona tiene alucinaciones o pensamientos perturbadores, aislándole de la vida social).
Trastornos de personalidad. Son trastornos en el comportamiento del paciente que le generan malestar y dificultades en sus relaciones. El Trastorno Límite de la Personalidad (TLP) o borderline es uno de los más frecuentes, afectando a personas con personalidad débil y cambiante, así como dubitativa. En ellos los momentos de calma pueden convertirse en ira, desesperación o ansiedad. Los síntomas característicos incluyen ira incapaz de ser controlada, esfuerzos por evitar el abandono (real o imaginario), alternancia entre extremos de idealización y devaluación en relaciones interpersonales, autoimagen inestable y sentimientos de vacío. Otro trastorno común es el Trastorno Antisocial (TASP), psicopatía o sociopatía. Se caracteriza porque el paciente tiene tendencia a no relacionarse con la sociedad. Entre los síntomas incluyen: agresividad, tendencia a la soledad, violencia, mentir, etc. Además, suelen ser personas tímidas, con tendencias depresivas y ansiedad social.
Los trastornos mentales pueden afectar muy negativamente al paciente. Pueden hacerle sentir mal y causar problemas en su vida cotidiana: en el trabajo, en el colegio y en las relaciones interpersonales.
Los síntomas de los trastornos mentales serán distintos según el problema que sufra el paciente, las circunstancias que lo provoquen y demás factores externos. Normalmente los síntomas pueden afectar a la conducta, pensamientos y emociones del paciente, siendo los más comunes:
Para evaluar y diagnosticar los trastornos mentales el especialista en Psicología o Psiquiatría (según la gravedad de los síntomas atenderá al paciente un especialista u otro), deberá estudiar el historial médico del paciente. A continuación realizará un examen físico y, posiblemente, pedirá analíticas de sangre, por si hubiera alguna otra condición estrictamente médica que esté causando los síntomas.
También realizará una evaluación psicológica, donde deberá responder preguntas sobre sus sentimientos, conductas y pensamientos.
Los trastornos mentales no tienen una única causa y hay diversos factores que pueden influir en el riesgo de sufrirlas. Algunas son:
Es difícil prevenir los trastornos mentales. Si el paciente tiene antecedentes por problemas mentales es importante acudir al especialista en Psicología o Psiquiatría, para poder establecer un tratamiento lo antes posible, para que el problema no vaya a más y el paciente no se sienta peor. Sí hay estrategias eficaces para prevenir los síntomas de algunos trastornos, como la depresión.
El tratamiento de los trastornos mentales depende del tipo de problema que sufra el paciente y la gravedad. El tratamiento debe ser 100% personalizado, por lo que es muy importante que el especialista en Psicología o Psiquiatría tenga una entrevista con el paciente y establezca el mejor tipo de terapia que, en algunos casos, se combinará con medicación, apoyo social o educación en algunos aspectos. En casos graves en que el paciente sufra una enfermedad mental grave o exista riesgo de hacerse daño a sí mismo o a otras personas, posiblemente deba acudir a un centro psiquiátrico. Allí el paciente estará ingresado y recibirá consejos, hará discusiones en grupo y y terapia con profesionales expertos en patologías mentales.
Quien se encarga de tratar los trastornos mentales es el especialista en Psicología o el especialista en Psiquiatría. Según la gravedad de los síntomas será uno u otro quien lo aborde. Si el caso es grave será atendido por el psiquiatra, quien podrá administrar la medicación más adecuada al paciente.
TRASTORNOS PSICÓTICOS
Tipo: Enfermedad
¿Qué son los trastornos psicóticos?
Los trastornos psicóticos son desórdenes mentales graves caracterizados por una alteración global de la personalidad que provoca que las personas que los sufren tengan ideas y percepciones anormales, distorsionadas de la realidad.
Los trastornos más comunes y sus principales síntomas son:
¿Qué síntomas presentan?
Los dos principales síntomas que presentan los pacientes que padecen trastornos psicóticos son:
Causas de los trastornos psicóticos o por qué se producen
Las causas pueden ser varías:
¿Se pueden prevenir?
La prevención de los trastornos psicóticos depende de la causa. Si la causa es el consumo de determinadas sustancias o fármacos, esta enfermedad puede prevenirse evitando su consumo.
¿En qué consiste el tratamiento?
El tratamiento depende de la causa de la psicosis. El tratamiento incluye, principalmente, la psicoterapia. En casos muy graves puede requerirse la hospitalización cuando la persona puede ser peligrosa para sí misma o para los demás.
El vaginismo es una afección en la que los músculos de la vagina se contraen y se tensan involuntariamente en respuesta a la penetración sexual, a un examen ginecológico o a la inserción de un tampón. El estrechamiento o incluso el cierre de la vagina es un acto completamente inconsciente, como el acto reflejo de un ojo que se cierra cuando algo se le acerca. Para muchas mujeres y sus parejas esto puede causar un alto grado de estrés y ansiedad ya que las relaciones sexuales y los exámenes ginecológicos son dolorosos o imposibles, lo que a su vez puede llegar a empeorar la afección.
Los síntomas del vaginismo son la incapacidad de mantener relaciones sexuales o realizar la penetración vaginal sin causar dolor. La afección normalmente se de detecta durante la adolescencia y la edad temprana adulta, con el inicio de la menstruación y de las relaciones sexuales.
La causa del vaginismo no es el resultado de una vagina pequeña o estrecha, las mujeres con esta afección tienen el mismo tamaño de vagina que otras mujeres, pero los músculos internos son propensos a contraerse involuntariamente. Las causas subyacentes pueden incluir uno o más de los siguientes factores:
El tratamiento para el vaginismo depende de la causa subyacente. Los tratamientos pueden incluir:
Es un servicio de mensajería privada y videoconferencia que te permite contactar con los mejores médicos en cualquier momento y lugar.
Persona cercana al paciente, sabe escuchar, es distendido en su consulta, comprensivo (gran empatia con el paciente). Le doy un 10.